Saltaré sus nombres y nacionalidades por el derecho y respeto a las personas, esta pareja junto con su hijita adoptada servían juntos al Señor en unos de los lugares más inhóspitos de Burkina faso y probablemente del mundo, Jibó está ubicado en el noreste de Burkina no lejos de las fronteras de Mali y del Níger, es un lugar desértico, sus habitantes son los Peuls, Samos, hausas, algún Mosí, y vecinos de Gorom Gorom, todos rehaceos al cristianismo, pero ahí estaban ellos, su ministerio se centraba en la evangelización, un día me contaba el que con mucho empeño y perseverancia, y celo por salvar las almas, consiguió que el guardián de su casa y toda su familia entregaran su vida a Cristo, pues hemos visto en nuestro ministerio convertirse a muchos musulmanes incluso indígenas de poblado tal vez por la bondad de dar de comer a sus hijos (pues el amor o bondad practicada es la mejor red para pescar almas). Pero reconozco que en mis años de ministerio en África he visto pocos Peuls convertidos al Cristianismo, ni tanto una familia entera, ya que esta etnia tiene una raíz muy profunda de animismo e islam a la vez que solo Cristo puede romper y cambiarla por el perdón y la salvación, tal vez hace falta que su iglesia insista por ello como hizo este misionero.